Hola Hijo, Bienvenido A La Maquina.

Estuve en lucha a muerte conmigo: Dios y Satan pelearon por mi alma aquellas tres largas horas. Dios conquisto — ahora solo me queda una duda — ¿cual de los dos era Dios?

sábado, 19 de junio de 2010

Caminos Separados. Parte 1.

Después de una aterradora noche que estuve con un amigo y nos enfrentamos a un especie de demonio, pero cuando no soporte mas la presión empece a correr y de alguna manera abrí los ojos y yacía en el suelo fuera de la casa y lo raro mi ropa estaba sangrada pero lo raro no es mi sangre. Mi amigo con ojos rojos y con una navaja, trato de acuchillarme pero lo pude derrotar con mi gran fuerza. Y desapareció pero dejo en el suelo la navaja, escuche a alguien salir, me senté en un lugar y con la sangre de la navaja me pinte heridas. Mi amigo que salio por la chimenea de la casa y cuando cayo al arbusto me volvi a colocar sentado y el al solo verme empezo a llorar y dice: Lamento no haberte ayudado, lo siento mucho. Y salio corriendo, yo creí que era esa cosa que me ataco antes. Agarre la navaja y la guarde en el bolsillo. Lo empece a perseguir lo seguí por mucho tiempo, el solo volteo me miro con una mirada sonriente. Ese suceso me hizo dudar pero no puedo creerme el tonto así que decidí sacar la navaja y el empezó a correr mas rápido pero lo pude alcanzar y le enterré el cuchillo en la espalda y cayo retorciendo ce de dolor. Así que vi la oportunidad, prepare la navaja y se lo iba a enterrar en la cabeza, pero me pateo en el rostro y caí al suelo. Me quito la navaja, el me lo enterró en el brazo izquierdo y no podía quitarme esa cosa. Después de como 1 hora en el suelo y desangrándome dije: Veo que este es mi fin, matado por mi propio amigo, el de seguro ya abra muerto. Cerré los ojos y vi a ese muñeco en sangrado, di un grito muy agudo y el agarro el cuchillo y lo quito de mi brazo. Me levante pero seguía débil. No soportaba el dolor pero ese muñeco me agarro el brazo y me curo la herida, le dije: ¿Que pasa? Porque me estas ayudando. El se empezó a reír y me dice: Tu humano me sorprendiste como atacaste a tu amigo, te necesito como mi mano derecha. Al oír eso no vi otra salida. Accedí.